Un mediodía de arandanos

Mi mediodía se llenó de una ráfaga de emociones paralelas, emociones que de la pantalla se plasmaron en mis ojos, mis oídos, mis sentidos y mi piel… quizá es porque soy una tonta fanática de Norah Jones o porque resulta que amo el histrionismo de Jude Law aunque lo haya negado hasta ahora, pero viendo My Blueberry Nights sentí lo que no muchas veces siento en una película: una perfecta sincronía entre lo que veo y lo que me gusta.

Con dejos de despecho, de soledad, de armonía, de romanticismo, de arandanos, de tenues melodías, de simplicidad, de pocas palabras, de naturalidad, esta creíble historia dirigida por Won Kar-Wai, es capaz de hacer creer nuevamente en las posibilidades de enamorarse, porque nadie se muere de amor ni el amor te lo vetan de por vida, porque como dice la liadísima Elizabeth en esa noche de arandanos “después de todo no fue tan difícil cruzar esa calle, todo depende de quién te espere del otro lado”.

Un final perfecto, un beso envidiable y una película del todo recomendable. Feliz Finde!