Princesa de hielo

Me detengo a mirar secuencias de vida que, en pares, parecen felices, me detengo a mirar de cerca y de lejos posibles desarrollos de historias sin final feliz, o más cruelmente, veo a cada parpadeo historias de vidas totalmente infelices, veo infructuosos embrollos que terminan en imperceptibles reconciliaciones que con baladas de moda logran derretir órganos vitales de dudable fortaleza. Veo gente que cae , se reanima y se derrumba nuevamente por cosas del corazón, me pregunto si las esperanzas vienen en cupo limitado, quizá yo no llegué a tiempo, no vivo inmersa en un oscuro mundo de amargura, ni abstraída en un universo sin color, ni el miedo me carcome al pensar en el amor, pero alguna extraña repulsión en mí no permite que disfrute el conglomerado de rosas que tantas añoran, los múltiples te amo que rutinarios llenan días y semanas, aquellos reportes de días enteros que en pares se explican, no muero por los poemas, ni por cartas rebuscadas, no añoro despertar acompañada, ni futuros construidos en mundos ficticios… leí hace días una frasecita que me sonó a descripción, a mi descripción, princesa de hielo, creo que lo soy, ni me creo princesa ni dueña de reino alguno, pero algún sentimiento si me debe faltar, ¿quién soy para estar en contra de todo aquello que la gente ama?, ¿quién soy para sentirme ajena en un juego donde mi pieza no encaja?. La historia se repite, una y otra vez la pieza no encaja, no encajo en vidas, no encajo en sueños, no encajo en tiempos, a veces me parece que soy una pieza sin par, aún peor, no me asusta.