Ni una palabra, ni una mirada. El ruido del teléfono me perturba, me perturban las llamadas, me perturba la incesante insistencia, me perturba remover los cimientos de algo que no existe, que nunca existió, que sólo se vislumbró en la remota distancia. Ni promesas, ni formalidades, no quiero saber de planes, ni que me incluyan en ellos, quiero casualidad, no quiero una permanencia que no necesito, quiero borrar la existencia de recuerdos inservibles, que nunca ayudan en nada, quiero borrar las sombras que dejaste, no quiero tus huellas en mi vida. Sólo quiero respirar.


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